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Blog de Historia del periodismo

Noticias de última hora e Información útil en la sociedad de consumo.

Los inconvenientes del género masculino

 

MADRID (08/10/2010). ©© Redacción de Historia del Periodismo

 

Muchos anuncios insisten en la idea de que “Ser mujer no es fácil”. Como target de muchas campañas publicitarias, a menudo los anuncios muestran a la mujer como a un "ser delicado, hermoso y al que cuidar". Pero, en realidad, no sabemos en qué momento se dedujo que ser hombre era fácil. Desde el primer homo erectus y sus predecesores, el hombre ha tenido que enfrentarse a mamuts y esmilodontes (feroces representantes de los tigres con colmillos como dagas) para poder subsistir; aparte, ha tenido que luchar con otros hombres para conseguir poblar y vivir en un territorio o bien ha encarado conspiraciones… ¡Si hasta el hombre más bueno de la historia, Jesucristo, sufrió en teoría las consecuencias de pertenecer al colectivo de los “pelo en pecho”, como cualquier otro!.

 

Por suerte, hoy en día, gracias a la civilización, la democratización y otras cosas acabadas en -"ción", el hombre ya no tiene que luchar por su supervivencia, pero eso no impide que los varones de ahora no tengan que seguir enfrentándose con otros dos demonios del género masculino: las ganas de matar (violencia) y el sexo.

La historia según Manara, un dibujante. "Violencia y sexo, una detrás de otra".

 

Aunque ahora a los hombres les ha tocado vivir la parte más light de esos dos lastres, los varones de turno aún conviven y se enfrentan a estas adversidades de una forma u otra. Además, gracias al reconocimiento social de la mujer, han aparecido nuevos límites en la vida de los hombres, causados en parte por este hecho.

 

Violencia como pasatiempo

El instinto violento de un hombre es algo de lo que muchos nunca van a conseguir deshacerse. Desde que somos niños, convivimos a todas horas con la violencia física y verbal . En la pubertad, esta máxima se muestra con todo su esplendor. Recordemos, por ejemplo, la "moda de los calmantes", que consistía en que alguien hacía un gesto con los dedos y, si lo mirabas, el otro tenía derecho a pegarte un puñetazo en el hombro con total impunidad; aparte, existía la conocida versión del moscardón, juego en el que al "desgraciado" que le tocaba pasar por en medio de un corro de muchachos recibía collejas de los demás miembros que formaban ese pasillo, y si no acertaba quien había sido el último en dársela, volvía a pasar, y esta vez recibiendo más golpes y puñetazos en la espalda, con saña. Mientras tanto, en los patios del colegio, las chicas jugaban al "conejo de la suerte" o se intercambiaban pegatinas de colores, “porque ser mujer no es nada fácil…”.

 

Pero, como quiera que sea, el amor por la violencia no desaparece con los años, se transforma en insultos, motes ofensivos y menciones a la madre del prójimo. Lo de los motes es algo así como el "bautismo de fuego" en el colegio, por el que todos la mayoría de los chicos tienen que pasar, ya que en caso de enfrentarse unos a otros, mediante insultos procaces, tenemos que tener la oportunidad de hacerl en igualdad de condiciones. Mofeta (por su olor corporal), napiudo, legañas, casa huele ( porque no se quién fue a su casa y estaba hecha mierda), gitano, Laguarra, pin peludo (por tener una peca peluda), chepudo, Chernobil (por ser tan feo que parecía un mutante) y, el más elaborado de todos, ya que en una palabra reunía dos insultos: Margaret Castor (porque el "tío" al que iba dirigido utilizaba una especie de maquillaje para disimularse los granos y tenía dos piñacos roedoriles).

 

En realidad, esta violencia no es más que una etapa de la vida sin consecuencias en la que tienes que imitar esa misma violencia para ser tratado como un igual, aunque también se pueden presenciar casos de ensañamiento con alguien en concreto, hasta extremos realmente crueles. Ahí es cuando empieza el bullying y el afectado puede acabar muy mal.

 

Por suerte, de los 20 años en adelante, la violencia casi desaparece de nuestras vidas, quedando algunos brotes espontáneos que se dan en caso de accidente automovilístico sin heridos, los deportes o las Fallas.

 

Los genitales masculinos, un ser con vida propia:

En muchas conversaciones tontas entre adolescentes, a muchas chicas les gustaría probar durante un día "tener pene", por lo menos para saber que se siente. Les parece muy curioso eso de que a un hombre "se le levante" sin ton ni son y que los pensamientos masculinos se turben por culpa de cualquier fémina. Si que es cierto que, es algo difícil de explicar. Es como tener un Alien que de vez en cuando toma conciencia de si mismo, sólo que en vez de salirte por el pecho reventándote la caja torácica y matándote, te incomoda e intenta escapar de la prisión de los calzoncillos.

 

¡Cuántas veces, mis lectores varones, os habrá pasado que en mitad de una clase, durante una comida o en cualquier otro momento, el monstruo comienza a despertar y se nota cómo los pensamientos se desvían hacia imágenes eróticas y otras ideas turbadoras sin poder evitarlo (o al revés).

 

En esos momentos, se dan dos situaciones incómodas: la primera, el tener que “rebajar la inflamación” por pura sugestión mental, haciendo unos ejercicios de concentración que ni el mismísimo Buda. La otra situación incómoda es cuando, debido a la erección espontanea, el pene y los testículos se quedan descolocados dentro de los calzoncillos, produciéndose pequeños pellizcos e incómodas posiciones para los genitales, que para evitarlos tienes que hacer la nada discreta maniobra de "meter la mano ahí abajo" y redistribuir todo. Pero claro, es difícil encontrar el momento clave para hacerlo, y, sobretodo, si estamos en en mitad de una clase, en la biblioteca o en cualquier otro sitio con gente alrededor. Es más, se antoja harto difícil.

 

¡A las lectoras de este post!, la próxima vez que en algún sitio público veáis a un chico con expresión de esfuerzo y mirando a su alrededor, con una mano sobre la mesa y la otra fuera de vista, debajo de la mesa, es indudable que está recolocándose el paquete. Por favor, no lo miréis con repugnancia, pues realmente el pobre chico está sufriendo. Dejádle acabar su tarea y haced como que no ha pasado nada .

 

La erección fortuita también se puede dar en otra situación que viene resumida en esta alegre canción que me enseñaron hace tiempo los monitores de la granja escuela a la que iba hace unos cuantos veranos: ” Todas las mañanas cuando me levanto, tengo la pirula más dura que un canto”. En este caso el reajuste paquetil es sencillo dada la intimidad de la primera meada del día, aunque esta se complica debido a la posición poco apta del pene para miccionar. Las opciones son esperar a que todo se pase o hacer maniobras de contorsionista para no mear el techo.

  • Nula capacidad objetiva para la moda

Chicos, si alguna vez necesitáis hacer un regalo a una amiga, parienta o novia, por vuestra propia seguridad, hacedlo siempre acompañados de personal especializado: hermana, amiga de la cumpleañera, novia otra vez…Creo que un negocio de asesoramiento de compras triunfaría. Vas a la página web en cuestión (www.notengoniputaideaderegalosfemeninos.es ), envias un email con fotos y descripción de la mujer a regalar y una de nuestras azafatas en nómina te asesorará en una tarde de compras. Cuántas veces me ha salvado mi hermana el culo en esos casos…

Así como en ética tenemos el imperativo categórico de Kant para distinguir entre el bien y el mal en caso de duda, los hombres no tenemos ningún referente para distinguir unos bolsos o unos pendientes bonitos de unos feos. Recuerdo la última vez que fuí a comprar un regalo para una cumpleañera. Me había hecho una ligera idea del tipo de joyas que le gustaban durante el año y revisando fotos Facebook, pero fue llegar a la tienda y sentí auténtica ansiedad e impotencia. Miles de joyas y no tenía ni puta idea de qué criterios seguir para escoger. Yo me dejaba llevar por mi hermana ” este es bonito, este no” iba diciendo, mientras yo asentía sin decir nada. No se cómo ni sobretodo dónde aprenden a hacer esas distinciones.

También recuerdo durante mi adolescencia, cuando me disponía a salir a la calle o al colegio a veces me paraba mi hermana o mi madre: “¿pero tu has visto como vas?”. Por lo visto en algun lugar está escrito que el marrón y el negro no pegan pero parece ser que ese folleto solo lo reparten a las mujeres.

Si bien es cierto que con entrenamiento y experiencia podemos aprender ciertas nociones básicas, jamás estaremos a su nivel, además de que una de las putadas del hombre es precisamento eso, no tener ni puta idea.

  • La iniciativa

Gracias a ese juego atrapa-almas llamado Warhammer aprendí el significado de esa palabra: capacidad para dar el primer paso de un proyecto o del punto de partida de alguna acción. No me refiero a la iniciativa desde el punto de vista académico o intelectual, sino al nivel de relaciones sexuales. Ya sea para bajarle las bragas (así, dicho en plan finolis) o para convertirla en tu esposa, el hombre siempre tiene que dar el primer paso. Por eso siempre somos nosotros los que nos damos la hostia.

El hombre es el que tiene que soltar las primeras palabras con las que romper el hielo, utilizar las frases adecuadas, proponer los planes y los sitios donde cenar…todo bajo la indiferente mirada de la mujer mientras piensa ” tu sigue a ver, que si no me gustas te mando a la mierda y que pase el siguiente”. Como en el exámen práctico de conducir, ahi estás tú nervioso al volante mientras la examinadora va apuntando todos tus fallos en la libretita. Si acumulas demasiados, tendrás que intentar aprobar con otra .. Si la relación llega lo bastante lejos llegará un punto en el que la presión por llevar siempre la iniciativa desaparece, pero hay un buen trecho hasta allí. Como dijo AC/DC “it’s a long way to the top if you wanna rock and roll”

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