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Blog de Historia del periodismo

Noticias de última hora e Información útil en la sociedad de consumo.

¿Quiénes son los auténticos culpables de la crisis?

 

MADRID (22/09/2010). ©© Redacción de Historia del periodismo

 

Es espectacular el modo en que, en tiempos de crisis, los representantes de los escalafones sociales más altos (políticos, banqueros, empresarios, poderes mediáticos oficiosos, etc) se las apañan para librarse de la rabia del vulgo y de la sociedad civil, haciendo que "los de más abajo" se enfrenten entre sí. El caso es que, los que verdaderamente tienen poder y responsabilidad e incluso capacidad para arreglar las cosas, siempre, consiguen escurrir el bulto: “la culpa de este sistema tan injusto no es nuestra, es de los ["colectivos de pringaos" a los que poder culpar de todo], ¡a por ellos, oeeeee!”.

 

Durante todo el año 2010, lo hemos visto en varias fases. No hay más que revisar las hemerotecas: hace unos meses la "bicha" la formaban los funcionarios. Éstos -en su amplia mayoría mileuristas- eran culpados de ser demasiados, de ser privilegiados, de ganar mucho, de no trabajar nada, de ser los únicos culpables de lo mal que va todo… etc. Esta opinión, azuzada por ciertos políticos y sus acólitos mediáticos, sirvió para hacer creer a la opinión pública que la solución a todos los males del Estado consistía en erradicar la pestífera plaga de funcionarios (eso sí, solamente de aquellos que no estuvieran vinculados con las ciencias políticas, directamente; es decir, de aquellos a quienes no perjudica demasiado congelar 300 ó 400 euros de su salario mensual, siempre y cuando sean docentes, sanitarios, fuerzas de seguridad... etc, y obviamente no afecte a los intereses espurios que mueven el cotarro: "todos tenemos que apretarnos el cinturón, pero los iPhones y las Blackberries son indispensables en el Congreso de los diputados").

 

En cualquier caso, pasada la fase de los funcionarios y el verano, el objetivo del siguiente “progromo” fueron -y dicho sea de paso, con bastante razón- los sindicalistas: que si vagos, que si aprovechados, que si lastre para el país… etc. De nuevo, la política consiguió lavarse las manos y crear el estado de opinión según el cual todo se arreglaría dándoles "pa’l pelo a los sindicalistas"… o mejor aún haciendo que los medios de comunicación comiencen a lanzarse como lobos hambrientos en busca de la carnada de la res que ha sacrificado el aldeano, para cargarse los sindicatos. El "pim-pam-pum" antisindical de las últimas semanas está siendo de órdago, y la masa borreguil de tertulianos de barra de bar se ha apuntado con entusiasmo: “¡opla!, si tenemos nuevo chivo expiatorio, a saco a por él, ¡oeeee, oe, oe!”.

 

Pero como, obviamente, lo de los sindicalistas perderá actualidad después del día 29, pase lo que pase, ya se está preparando la nueva cabeza de turco de los males sociales: los inmigrantes. Lo cierto es que ya estaban tardando en salir de nuevo al disparadero (ya que, son un colectivo comodín al que se puede convertir en chivo expiatorio varias veces si hace falta, así que aún les queda recorrido); eso sí, ya tenemos otro “gran culpable” para que las masas puedan despedazarlos a gusto y estar entretenidas en algo, mientras que quienes realmente tienen la sartén por el mango respiran aliviados y se guiñan el ojo: "menos mal que tirándoles a estos miopes un huesito se calman".

 

Al final, de una manera u otra, con la campaña de politicastros de turno y el altavoz de las vuvucelas mediáticas, el resultado es que la mayoría de ciudadanos acabamos enfrentándonos como pringaos entre nosotros, mientras “los de arriba” se mantienen incólumes. Funcionarios, sindicalistas, inmigrantes y demás currantes mileuristas (en el mejor de los casos), por no mencionar a los parados, las porno-chacas, etc, desperdiciamos nuestras fuerzas, culpándonos unos a otros, cayendo en la trampa que nos tienden: "ése es un privilegiado de la leche", "áquel viene de fuera a quitarnos el trabajo", "tú no tienes que ver con ellos, que tú eres de clase media, que tienes DVD y móvil táctil"… ésos son los mensajes que llegan para enfrentar y dividir a los trabajadores.

 

Con todo y con eso, los estamentos político-económico-mediáticos más poderosos no sólo mantienen el descontento social a raya, sino que así pueden colar de rondón sus "soluciones" (ya que, los chivos expiatorios suelen ser cuidadosamente escogidos): "abajo los funcionarios que podrían levantar nuestro país (mejor que se vayan al extranjero a ejercer como sanitarios; y, si se quedan, que no tengan motivación para educar a los jóvenes que a largo plazo dirigirán España; es más, que no se vigile el orden social y se fomente la delincuencia callejera y el vandalismo..."; "abajo los sindicalistas, carguémonos la negociación colectiva y los derechos laborales de miles de trabajadores", "abajo los inmigrantes". Lo de Niemöller falsamente atribuido a Brecht está muy manido, pero aquí se podría aplicar: "primero vinieron a por los funcionarios… después fueron (con algo más de razón) a por los sindicalistas… después fomentaron la xenofobia y llegaron a la conclusión de que lo que sobraban eran inmigrantes…".

 

Pero la verdad de cuento es que mientras sigamos lanzándonos contra los huesecillos que los poderosos de turno nos tiran, en vez de ir a por el solomillo que guardan bien escondido, esto no va hacia ninguna parte, y estaremos condenados a dar vueltas sin salir del fango, generando más odio, más resentimiento y más injusticia ♦

 

Otras fuentes e información relacionada en: El blog de Ignacio Escolar

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